Yo creo que el desarrollo profesional de los maestros es un reflejo del trabajo en proyectos. Como directora, tengo la meta de preparar el escenario para el aprendizaje.
El evento catalítico fue la renovación de nuestra acreditación de la Asociación Nacional de Educación Infantil. Mientras preparaba el archivo del programa y el de la clase de niños menores de 3 años, recogía evidencia de lo que percibía como nuestros puntos fuertes además de las áreas de dificultad. Me daba la impresión que no sólo debíamos de fortalecer los objetivos anti-prejuicio en el currículo sino también incorporar la oposición al prejuicio a nuestra filosofía y nuestro cotidiano modo de ser. Por consiguiente, decidí liderar a nuestros maestros en una serie de conversaciones acerca del tema.
Para comenzar, les pregunté a los maestros cuáles criterios de NAEYC del archivo de acreditación eran más difíciles de cumplir. Como había esperado, el currículo anti-prejuicio era un tema de preocupación. El consenso entre los maestros era que eran capaces de enfocarse en esto, pero que carecía de la profundidad que les gustaría ver. Durante esta conversación, me parecía que les interesaba mucho mejorar nuestro programa al aprender, conversar, poner en práctica y reflexionar más sobre un currículo que combatiera los prejuicios. También percibía yo la motivación de los maestros por ser bien versados, no sólo en la práctica sino también en la información e investigación reciente en el ámbito de la primera infancia.
Partiendo de información recogida de otros profesionales de la educación infantil, pedí cuatro libros:
- Anti-bias Education for Young Children and Ourselves (La instrucción anti-prejuicio para niños pequeños y nosotros mismos) de Louise Derman-Sparks y Julie Olsen Edwards
- What If All the Kids Are White? (¿Qué pasa si todos los niños son blancos?) de Louis Derman-Sparks, Patricia Ramsey y Julie Olsen Edwards
- Leading Anti-bias Early Childhood Programs: A Guide for Change (La dirección de programas infantiles anti-prejuicios. Una guía al cambio) de Louise Derman-Sparks, Debbie LeeKeenan y John Nimmo
- Diversity in Early Care and Education: Honoring Differences (La diversidad en el cuidado y educación infantil. Cómo honrar las diferencias) de Janet Gonzalez-Mena
Cuando llegaron los libros, arreglé una exhibición de todos los cuatro junto con reseñas y copias de cada índice. Alenté al personal a ojear los cuatro libros y a decirme cuál les parecía que sería más útil en nuestro viaje anti-prejuicio. Los maestros escogieron Anti-bias Education for Young Children and Ourselves.
Lo que leímos primero era en realidad la declaración de posición de NAEYC de 2009, Where We Stand on Responding to Linguistic and Cultural Diversity (Nuestra posición respecto a las maneras de responder a la diversidad lingüística y cultural). Típicamente leemos antes de nuestras juntas, conversamos sobre la lectura y luego hacemos una lluvia de ideas sobre cómo vamos a poner por obra en el salón de clases con los niños lo que hemos tratado. Los maestros creían que en realidad su trabajo ya estaba bien armonizado con la declaración de posición de NAEYC. Esto era interesante ya que al principio de nuestro viaje, les parecía que tenían mucho que aprender. Yo estaba un poco perpleja pero no cuestioné ninguno de sus comentarios. Más bien, apunté sus anécdotas para reflexionar más tarde y desarrollar una mejor comprensión de lo que les parecía que ya conocían y hacían bien.
Después de leer el primer capítulo de Anti-bias Education for Young Children and Ourselves, decidí que sería buena idea establecer un nivel base de conocimiento y percepción al evaluarnos a nosotros mismos según las cuatro metas anti-prejuicio.
- Cada niño manifestará una conciencia de sí mismo, confianza, orgullo por su familia e identidades sociales positivas.
- Cada niño expresará que está cómodo con la diversidad humana, que la misma le da gozo, y usará lenguaje acertado para describir las diferencias entre seres humanos además de conexiones profundas y caracterizadas por un interés en el bienestar de otros humanos.
- Cada niño crecerá en su reconocimiento de la injusticia, tendrá lenguaje para describirla y entenderá que la injusticia es dañina.
- Cada niño demostrará un entendimiento de su propio poder y las habilidades de actuar, junto con otros o a solas, en contra del prejuicio y/o de las acciones discriminatorias.
En una escala de 1 a 10, en que el 10 representaba una sólida práctica anti-prejuicio, el grupo se dio un puntaje de 8. Así que yo había fijado un nivel básico de conocimiento. ¿O no?
Mientras progresábamos al segundo capítulo del libro, los maestros empezaron a ofrecer más recursos, como la revista Teaching Tolerance (La enseñanza de la tolerancia), videos de YouTube y sitios Web. Yo comencé a leer las obras de James Banks, siendo la más importante Cultural Diversity and Education: Foundations, Curriculum, and Teaching (La diversidad cultural y la educación. Fundamentos, currículos y la enseñanza).
La gran parte de la conversación sobre el segundo capítulo del libro Anti-bias Education focalizaba en los niños. ¿Realmente notan las diferencias? Si no las notan, ¿para qué deberíamos señalarlas? Se estimuló a cada clase a hacer un experimento: ¿Notarían los niños diferencias en fotos de sus compañeros de clase?
Los resultados eran fascinantes. Algunos maestros informaron que los niños sí se daban cuenta de diferencias en el color de los ojos y en el color o la textura del cabello. Otros maestros informaron que los niños no se percataban de las diferencias. ¿Cómo podían los grupos diferir tanto? Los maestros conversaron mucho sobre el tema y poco a poco llegaban a conectar las diferencias a las habilidades de observación. Varios de los maestros son observadores excelentes, y enseñan y demuestran esta habilidad a los niños. Otros maestros confesaban abiertamente que debían de mejorar sus costumbres de observación a fin de enseñar esta capacidad y poner un ejemplo de la misma para los niños.
Nos queda una pregunta que contestar: ¿Hemos de señalar diferencias en el ambiente seguro de nuestros salones de clases a fin de tratarlas de manera positiva, o debemos de esperar hasta que los niños hagan preguntas o comentarios?
El capítulo 4, sobre la creación de una comunidad de aprendizaje que combata los prejuicios, era un capítulo que nos estimulaba a todos a reflexionar mucho. Esta obra requería que cada uno de nosotros examinara profundamente quiénes somos como maestros y cómo influimos en los niños cada día. En aquel momento percibí, y eventualmente escuché, cierto nivel de incomodidad entre mis maestros. Conversábamos sobre las fases del desarrollo anti-prejuicio en adultos, y yo había pedido que cada maestro hiciera un inventario y llegara a una comprensión de dónde se hallaba en el continuo del desarrollo.
Una maestra escribió: “Me parece que apenas empiezo a hacer frente a las cuestiones relevantes. Al principio me preguntaba si esto realmente era necesario —especialmente al nivel preescolar— y a decir la verdad, me parecía tontillo. Pero mientras vamos profundizándonos en el tema, como leo más y empiezo a entender toda la complejidad y las ramificaciones de no hablar sobre ello, comprendo la necesidad de aprender más, de conversar sobre el tema y utilizar lo que aprendemos, sobre todo al nivel preescolar”.
Dijo otra maestra: “Me sentía cómoda con lo que pensaba que era la inconsciencia de los niños respecto a las diferencias de color, y ya me doy cuenta que se trataba de mi propio temor sobre cómo manejar las diferencias, lo que me hacía creer que los niños no veían diferencias en otros”.
Ni hemos terminado la mitad de nuestra obra, y puedo percibir y ver evidencia de un cambio en nuestro planteamiento. Vamos aprendiendo, y mientras aprendemos desarrollamos nuestros conocimientos, destrezas y disposiciones. Sin duda, este aprendizaje tiene un componente profundamente emocional para todos nosotros.
Me pregunto: ¿Qué será nuestro evento culminante? ¿Será una filosofía actualizada con una declaración sobre un currículo anti-prejuicio? ¿Habrá una norma nueva en todo el programa, de modo que el currículo anti-prejuicio se dé por sentado? Vaya uno a saber, pero ¡me emociona proceder con este proyecto!
Debra Brownson
St. Ambrose University Children’s Campus (Centro Infantil de la Universidad St. Ambrose)
Davenport (Iowa)
Recursos en Internet
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Position Statements (inglés)
Fuente: National Association for the Education of Young Children (NAEYC)