Angie Herrington con Julie Morrison, Mandy Moses y Mindy Moses
Centro para Niños de la Universidad St. Ambrose
Davenport (Iowa)
2011
El proyecto que se describe aquí fue emprendido por la clase Dragonfly (libélula) en el Centro para Niños (Children’s Campus) de la Universidad St. Ambrose en Davenport (Iowa). El Centro para Niños sirve a niños de 2 meses a 5 años de edad. Las maestras del Centro para Niños introducen el aprendizaje basado en investigación desde la clase de bebés. Por consiguiente, muchos de los niños de 3 a 5 años que asistían a la clase Dragonfly contaban ya con mucha experiencia con el trabajo de proyectos antes de participar en su proyecto de vacas durante el 2011. Los niños de la clase Dragonfly asisten a jornada completa, los 5 días de la semana. El Proyecto de vacas empezó en junio y continuó hasta agosto de 2011. Dieciséis niños participaron en el proyecto. La clase Dragonfly tiene una maestra principal, una maestra auxiliar y una trabajadora estudiante.
Fase 1. El comienzo del proyecto
El Proyecto de vacas empezó después de una conversación extensa durante el almuerzo. Los niños hablaron sobre de dónde viene la leche. Varios niños dijeron: “Viene de una vaca”, mientras que otros dijeron: “No, viene del supermercado”. Yo les pregunté: “¿Cómo piensan que el supermercado obtiene la leche?” Esta pregunta motivó a los niños a cuestionar el pensamiento de otros sobre cómo la leche podría llevarse desde una vaca hasta el supermercado. Los niños de la clase Dragonfly están acostumbrados a hacer el trabajo de proyectos, y cierto niño dijo: “¡Debemos aprender sobre las vacas!”
Una de las primeras preguntas relacionadas a las vacas fue: “¿Cómo puede la vaca tener leche en su cosa?” Esta pregunta llevó a los niños a empezar a investigar para averiguar el nombre de “la cosa”. Una frase común en nuestro salón de clases es: “¡Vamos a googlearlo!”
Las maestras ayudamos a los niños a hacer una lista de lo que querían averiguar sobre las vacas. Estas son sus preguntas iniciales (con las iniciales de los niños que las hicieron):
Preguntas sobre vacas
- ¿Pueden los terneros crecer ubres? (AP)
- ¿Cuándo deja un ternero de amamantar y empieza a comer hierba? (AH)
- ¿Tienen dedos del pie las vacas? (AP)
- ¿Cómo se bañan las vacas y los toros? (NK)
- ¿Nacen todos los toros con cuernos? (BG)
- ¿Tienen todas las vacas manchas? (AH)
- ¿Mascan las vacas todo el día? (AH)
- ¿Por qué tienen algunas vacas etiquetas en las orejas? (AP)
- ¿Por qué tienen algunas vacas anillos en la nariz? (BG)
- ¿Son las ubres del mismo tamaño? (AH)
- ¿Por qué tienen correas las vacas? (CE)
- ¿Producen leche todas las vacas? (KT)
- ¿Les brotan cuernos de toro? (JM)
- ¿Dónde duermen y comen las vacas? (NK)
- ¿Cómo tienen las vacas más leche en su ubre? (AH)
Fase 2. El desarrollo del proyecto
Después de finalizar nuestras preguntas –lo cual tardó 10 días, más o menos, en los que miramos libros y recursos en línea– empezamos a hablar sobre personas que podrían contestar nuestras preguntas. Los niños hicieron la sugerencia de “¡El supermercado!” Hablamos sobre si alguien del supermercado podría contestar o no las preguntas sobre las vacas. Otra niña dijo como sugerencia: “¡Una granja!” Pregunté: “¿Piensan que cualquier granja podría servir, o tenemos que hallar una granja lechera?” Luego les presenté un libro sin ficción titulado Dairy Farm (Granja lechera). Julie, la ayudante de nuestra clase, conoce al dueño de una granja lechera y preguntó a los niños: “¿Piensan que podríamos encontrar a un granjero para que conteste nuestras preguntas?” Luego les contó que conocía al dueño de una granja lechera y lo llamaría para ver si podíamos visitar su granja. Julie sí pudo hacer arreglos para una visita.
Cuando llegamos a la granja para nuestra visita al sitio, el olor no les gustó a los niños. Preguntaron: “¿Por qué huele tan mal?” Yo les pregunté: “¿Por qué piensan que huele mal aquí?” Los niños dijeron: “¡Porque los animales no se bañan aquí, viven afuera!” Conocimos al dueño, Farmer Randy, quien nos llevó al establo donde ordeñaban a las vacas (Figura 1). Dentro del establo, Farmer Randy demostró que primero limpian con yodo la tetilla de la ubre. Explicó que la tetilla tiene que limpiarse para que la leche recogida sea lo más limpia posible.
El dueño luego encendió la máquina de ordeñar e invitó a los niños a meter el dedo en el componente en que caben las tetillas de la vaca para sentir la succión. Algunos niños se sentían nerviosos al meter los dedos, pero después de que el primer niño lo hizo y dijo: “¡No duele!”, más niños también lo intentaron. Farmer Randy luego demostró cómo ajustar la máquina sobre las tetillas y mostró a los niños las tuberías por las que pasa la leche para llegar desde la vaca al gran recipiente de metal donde se recoge la leche (Figura 2).
Ya que los terneros les interesaban a los niños además de las vacas lecheras crecidas, Farmer Randy había llevado un ternero al corral donde los niños pudieron observarlo y tocarlo. Les mostró el interior de la boca del ternero para que vieran que las vacas no tienen dientes superiores (Figura 3) y que la lengua de una vaca es extremamente áspera. Contó a los niños que las vacas mastican de lado a lado porque no tienen dientes superiores y que aplastan el alimento raspando los dientes inferiores contra las encías superiores. También les dijo que las lenguas de vacas son ásperas para permitirles arrancar el alimento que quieren comer.
Los niños sentían curiosidad sobre las etiquetas que las vacas llevaban en las orejas. Farmer Randy les explicó que la escritura en la etiqueta es como el nombre de la vaca, excepto que es un número. A varios niños también les interesaba el toro y querían saber por qué llevaba un anillo en la nariz. Farmer Randy les contó que el anillo se usaba cuando el toro estaba por embestir. Cuando se retorcía el anillo, esto le dolía al toro y lo obligaba a pararse.
Después de la visita al sitio, la clase volvió al aula, repasó las preguntas y grabó las respuestas en la red de preguntas. En ese momento los niños decidieron que querían hacer una vaca: “Tenemos que hacer una vaca”. Primero decidieron que necesitaban tubos para crear las patas. Luego los niños miraron una foto de una vaca lechera y dijeron: “Necesitamos una caja”. Les pregunté: “¿Por qué piensan que una caja serviría?” Los niños dijeron: “Porque es un cuadrado, y el cuerpo de la vaca es un cuadrado”. Fuimos al cuarto de almacenaje, donde hallamos una caja y algo de pintura blanca y negra. Varios niños dijeron: “Tenemos que pintarla de blanca con manchas negras”. Hablamos sobre el hecho que no todas las vacas son blancas y negras, pero todas las vacas lecheras de Farmer Randy sí eran blancas y negras.
Una vez que los niños terminaron de pintar la caja, empezaron a considerar maneras de crear la cabeza. Las maestras habíamos pedido prestado el cráneo de una vaca para que los niños lo investigaran, y lo habíamos colocado en el área de ciencias. Al principio los niños querían usar el cráneo de vaca como la cabeza de su vaca construida, pero al poco tiempo se dieron cuenta que el cráneo era muy pesado y se caería. Volvimos al cuarto de almacenaje con los niños, donde hallamos una bolsa de fieltro y relleno de poliéster. Los niños decidieron envolver el relleno con el fieltro para hacer la cabeza. Luego agregaron orejas. Un granjero había prestado a la clase un dispositivo real para fijar etiquetas a las orejas; los niños lo usaron para hacer un hueco en la oreja de la vaca y meterle una etiqueta.
Los niños intentaron fijar ojos postizos a la cara de la vaca, pero estos no se mantenían pegados y parecían demasiado pequeños. Charlie dijo: “Necesita ojos más grandes que se peguen”. Sacó la cinta protectora y la enrolló para formar dos pelotas de cinta, las cuales fijó a la cara de la vaca. También pintó de negro un tazón desechable y usó un lápiz para hacer huecos como narices en el tazón. Charlie también recordó que la lengua de la vaca era áspera, así podía meter comida a la boca. Para representar la lengua larga y áspera de la vaca, halló tarjetas pequeñas y las juntó con cinta. Conversamos sobre maneras de representar la cualidad áspera de la lengua. Algunos niños sugirieron ponerle arena. Luego tuvimos una conversación interesante sobre el tipo de pegamento que podríamos usar para fijar la arena. A partir de sus experiencias anteriores, Charlie dijo: “Eso no va a servir porque no va a mantenerlo”. Explicó que poniendo puntos de pegamento solamente se harían puntos de arena en la lengua. Yo pregunté: “¿Cuál será otra manera de ponerle pegamento?” Entonces se le ocurrió usar una brocha para pintar el pegamento en las tarjetas. Embadurnó pegamento en la lengua entera y la metió en el arenero (Figura 4).
Los niños sugirieron que usáramos un globo para representar la ubre de la vaca. Una maestra infló un globo, pero el grupo decidió que no se veía como debía ya que no tenía las tetillas. Durante una conversación sobre cómo representarlas, cierta niña dijo: “¿Qué tal los guantes del baño? ¿Podríamos inflar uno como un globo?” Cuando se hubo inflado el guante, los niños notaron que esta “ubre” tenía cinco tetillas, aunque solo necesitaba cuatro para ser exacta. Audrey sugirió sujetar con cinta uno de los dedos inflados para esconderlo. Con cinta de embalar, sujetó un dedo y quedó contenta con el resultado (Figura 5).
Cuando los niños terminaron de crear todas las partes de vaca, les esperaba la tarea de juntarlas. Los niños recordaron que en el pasado habíamos usado una pistola encoladora para armar sus representaciones. Las maestras sacamos la pistola encoladora, explicamos el uso seguro de la misma y la usamos para ayudar a los niños a ensamblar la vaca.
Fase 3. La conclusión del proyecto
Cuando la representación de la vaca ya estuvo terminada, llegó la hora de celebrar el aprendizaje ocurrido durante el proyecto. Los niños y yo participamos en una conversación sobre las personas a quienes queríamos invitar y lo que queríamos hacer en nuestra fiesta. Los niños decidieron inmediatamente ofrecer meriendas relacionadas directamente a las vacas. Decidieron servir helado y leche como merienda. También decidieron invitar a sus familiares a asistir. Varios niños preguntaron: “¿Podría Farmer Randy venir y traer una vaca?” Conversamos sobre por qué no sería buena idea que Farmer Randy llevara una de sus vacas a nuestra escuela; sin embargo, teníamos una empleada estudiante, Mandy, cuyos padres tienen vacas en su granja. Las maestras y los niños preguntaron a Mandy si su papá y mamá estarían dispuestos a llevar una vaca de su granja a nuestra escuela. Resultó que tenían un ternero de 2 días de edad que podría llevarse a nuestra escuela. Los niños me ayudaron a crear una invitación para sus familias con la computadora, e imprimimos una para cada familia (Figura 6).
Antes del día de la fiesta, los padres de Mandy construyeron una jaula en la parte de atrás de su camioneta, e hicieron subir el ternero a la misma (Figura 7). Cuando llegaron al Centro para Niños, bajaron el ternero y lo colocaron en el césped del “aula externa” de la escuela (Figura 8).
Una maestra dio el ejemplo de la manera de tocar el ternero (Figura 9).
Mindy, la hermana de Mandy, demostró la manera de alimentar el ternero con fórmula de reemplazo de un biberón grande (Figura 10). Los niños y sus familias se turnaron dándole de comer y pudieron tocar y hablar al ternero.
Los niños también sirvieron la merienda y la comieron con sus familias (Figura 11).
Durante este evento final, el trabajo realizado por los niños estaba exhibido para que lo vieran los visitantes, incluyendo la red que manifestaba lo que los niños ya sabían sobre las vacas al principio del proyecto, la lista de sus preguntas, sus dibujos del Momento 1 y Momento 2 de vacas y el modelo grande de una vaca (Figuras 12 y 13). También se presentaba una red creada por la clase sobre los tipos de alimentos que se elaboran a base de leche vacuna.
Entre lo mejor de la fiesta se cuenta que fue al aire libre a la hora en que los familiares llegaban para recoger a los niños. Por lo tanto, familiares y niños de todas las clases de nuestro centro tuvieron la oportunidad de participar en el evento y ayudar a los niños de la clase Dragonfly a transmitir lo que habían aprendido durante el Proyecto de vacas.
Reflexiónes de las maestras
Yo considero que este proyecto fue exitoso, por muchas razones. El tema no sólo era muy interesante para los niños y relevante para sus vidas, sino también sobre este tema no tenían mucho conocimiento previo ni los niños ni las maestras. Las preguntas generadas durante el proyecto expandían auténticamente el conocimiento previo de los niños. Hasta los niños más pequeños de la clase llegaron a participar compartiendo su conocimiento previo y haciendo preguntas.
Durante el transcurso del proyecto, las maestras vieron haciendo dibujos de representación a niños que previamente no lo habían hecho. Los niños que todavía no habían intentado escribir, lo intentaron. Las maestras también vieron a los niños progresando desde la representación bidimensional a la tridimensional usando arcilla (Figura 14), y notaron que los niños usaban palabras y expresiones que no habían usado previamente. Muchos niños pudieron reconocer, nombrar y escribir en forma constante las letras C, O y W (para deletrear “vaca” en inglés). Las maestras también observaron interacciones sociales importantes, como por ejemplo, los niños participaron en conversaciones para cuestionar los pensamientos de sus compañeros. Un sentido fuerte de comunidad y colaboración en equipo emergió durante la creación del modelo grande de la vaca.
También fue evidente que la confianza de los niños creció ya que pudieron expresar a sus familias lo que habían aprendido. En muchos casos, transmitieron su entendimiento nuevo a miembros de la familia extendida, ya que varios abuelos asistieron a la fiesta.
Las maestras también aprendimos que el uso de la red de planeamiento nos permitió evaluar y enseñar exitosamente a niños individuales que necesitaban mejorar habilidades específicas, y que pudimos hacerlo con la investigación del proyecto. El uso del proyecto para alcanzar objetivos del currículo nos permitió documentar las habilidades que los niños usaron y dominaron durante el proyecto. La red de planeamiento también nos permitió asegurarnos de alcanzar varios objetivos curriculares de cada área de aprendizaje durante el proyecto, y nos desafió como maestras a crear actividades para este fin.