Sarah Pappas
Madison Early Childhood Center
Elmhurst (Illinois)
2022
El Proyecto de pasta se realizó en Madison Early Childhood Center, que sirve a estudiantes entre 3 a 5 años de edad en clases de la mañana y de la tarde. El programa es patrocinado mediante fondos del distrito escolar local, el programa estatal Preescolar para Todos y las cuotas particulares. Entre los 31 estudiantes que participaron en el Proyecto de pasta, 10 tenían Planes de Educación Individualizadas (IEP, siglas en inglés) y seis aprendían el idioma inglés.
Todo el personal del centro lleva los últimos dos años implementando el Método de Enseñanza por Proyectos después de recibir una capacitación cabal, y todos los estudiantes que participaron en el proyecto tenían experiencias previas con el Método de Proyectos. Se había fijado para aquel año escolar en toda la escuela la meta de llevar a cabo dos proyectos en cada clase. Las maestras participantes eran Sarah Pappas, Colleen Hohman, Nicole Wolf-Molinari y Doreen Comings, la patóloga del habla y lenguaje (SLP, siglas en inglés) del centro.
Fase 1. El comienzo del proyecto
En nuestro centro para la primera infancia tenemos cuatro grupos de aprendizaje profesional (PLC, siglas en inglés) que se reúnen cada semana y fijan una meta para su grupo al comienzo del año escolar. El PLC que yo integro fijó la meta de apoyarnos unas a otras durante las tres fases del Método de Proyectos. En la primavera los miembros del PLC decidieron comenzar proyectos más o menos al mismo tiempo y, si el tema les interesara suficientemente a los estudiantes, escoger uno relacionado con el alimento. Esperábamos que tener temas relacionados y comenzar alrededor del mismo tiempo nos permitiera colaborar, dar clases juntas y arreglar oportunidades de investigación práctica dentro de la escuela, de manera pensada y con propósito, para apoyar el aprendizaje de los estudiantes.
Durante la hora de centros yo pasaba más tiempo en nuestra área de juego dramático para escuchar las conversaciones de los estudiantes a fin de encontrar temas similares y relacionados con el alimento que les interesaran a múltiples estudiantes. Un día los niños que estaban en dicho centro hablaban con mucho entusiasmo sobre poner una albóndiga sobre sus espaguetis. Más tarde el mismo día en la reunión del círculo, les pregunté a los estudiantes si les gustaban las albóndigas y varios dijeron que sí emocionados. Acordaron hacer rápidamente una red de demás sobre las albóndigas y descubrí que sabían alguna información básica sobre las mismas, como la forma y el color. No obstante, sabía al observar la red que el tema sería muy limitado para un proyecto.
El próximo día los estudiantes siguieron hablando sobre las albóndigas y los espaguetis en el área de juego dramático. Los animamos a hacer albóndigas de papel de color café y cinta en el centro de artes, y luego las trajeron al centro de juego dramático. Después, en la reunión del circulo les pregunté a los estudiantes: “¿A quién le gusta comer pasta?”. Los estudiantes expresaron muy animados su interés en la pasta. Agarré una hoja de papel grande para hacer tablas, e hicimos otra red sobre la pasta (vea la Figura 1).
Los estudiantes estaban muy entusiasmados para compartir sus conocimientos sobre la pasta. Hablaron sobre los tipos de pasta como corbatines (bow tie), espaguetis, ziti y ramen. Hablaron sobre las salsas, cómo se cocina la pasta y de dónde viene, como supermercados y restaurantes. Yo podía ver según la red que esto tenía la potencialidad de ser un tema excelente para un proyecto.
Todos mis estudiantes tienen experiencias previas con los proyectos y saben que cuando hacemos redes de temas, también apuntamos las preguntas que surjan mientras hablamos y expresamos nuestras ideas. Coloqué otra hoja grande con un gran signo de interrogación en el centro, al lado de la red. Llamamos esta hoja Receptor de Preguntas. En esta forma comencé a apuntar las preguntas de los niños sobre la pasta (vea la Figura 2).
Los estudiantes levantaban las manos para hacer más preguntas, bien pensadas y excelentes, y experimenté el momento de darme cuenta como maestra que el tema era bien escogido y estábamos listos a aprender todo sobre la pasta. Ya que los estudiantes hicieron muchas preguntas y apunté todas sus ideas al Receptor de Preguntas, encontré que era útil organizar las preguntas y crear una segunda lista de preguntas de enfoque para guiarnos al comenzar la Fase 2. Las preguntas que seleccioné para focalizar nuestra investigación eran las siguientes:
- ¿Cómo se hace la pasta? ¿Cuáles son los ingredientes?
- ¿Cuántos tipos de pasta hay? ¿Cuáles son?
- ¿Cómo llega la pasta al supermercado?
- ¿Cómo se hace la salsa para espaguetis?
- ¿Cuántos trozos de pasta hay en una caja?
Mi expectativa para este proyecto estaba conectada a las metas de mi PLC. Por ejemplo, yo quería compartir el trabajo con mi PLC mientras mis estudiantes adelantaban por las tres fases, y quería seguir la secuencia del aprendizaje de manera bien pensada y con intención. También quería que mis estudiantes tuvieran la oportunidad de exhibir sus trabajos y conocimientos en varias partes de la escuela. Y finalmente, quería alentar la participación de los padres y madres y encontrar a algunos expertos fascinantes sobre la pasta.
Fase 2. El desarrollo del proyecto
Una vez que el tema estuvo establecido, había una energía en el salón de clases que yo no había sentido desde hace mucho tiempo. Los estudiantes entraron al aula cada día hablando de la pasta. Siempre me estaban pidiendo agregar más preguntas al Receptor de Preguntas. Por ejemplo, un día al llegar, un estudiante me dijo: “Sra. Sarah, ¡tengo dos más preguntas que tenemos que agregar al Receptor de Preguntas hoy!”
Para comenzar la investigación de un proyecto, me gusta estimular inmediatamente la participación de los padres y madres al darles oportunidades y maneras de apoyar en casa nuestro trabajo en el proyecto. En nuestro app de comunicación, subí una carta para introducir el tema y compartir ideas de lo que podrían hacer, como donar cajas de pasta a la clase, enviarme fotos en que sus hijos preparaban o comían pasta en casa o en restaurantes y ofrecerse de voluntario para ser un experto de la pasta y venir al salón de clases. Recibimos muchas donaciones de pasta, lo que nos permitió arreglar actividades manuales. Cuando los padres y madres me mandaban fotos de sus hijos que comían pasta, las imprimí para que los estudiantes pudieran contarles a sus compañeros el tipo de pasta que comían, cuáles salsas o aderezos usaban, cómo sabía el plato y si habían ayudado a cocinarlo. Mi carta a los padres (vea la Figura 3) también impulsó a tres adultos a ofrecerse como expertos en pasta.
En el aula, me enfoqué en identificar y recoger libros sobre la pasta que nos ayudarían a contestar algunas de nuestras preguntas. Los cuentos les encantaban a los estudiantes, quienes pedían que se los leyera a menudo. Entre los libros favoritos había The Great Pasta Escape (2017), Oodles and Oodles of Noodley Noodles (2020), Strega Nona (2017) y More Spaghetti, I Say! (1977; ¡Quiero más fideos!, 2003).
La SLP y yo colaboramos en dar la lección de una investigación inicial. Ella trajo una bolsa grande llena de cajas de varios tipos de pasta. Repartimos distintos tipos de pasta a pares de estudiantes, quienes conversaban sobre cómo se veía su pasta, lo que notaban de la caja y qué tipo de pasta pensaban que era. Ayudamos a cada par a identificar todos los tipos diferentes de pasta (vea la Figura 4).
Luego leímos The Great Pasta Escape, que presentaba información sobre varios tipos de pasta. Los estudiantes comentaron sus tipos favoritos de pasta. Durante la hora de centros, los estudiantes hicieron encuestas para averiguar cuáles tipos de pasta les gustaban a sus amigos.
Algún día me pregunté en voz alta si la pasta les gustaba también a otros estudiantes de la escuela Madison, y un estudiante dijo: “¡Podemos hacer una encuesta!”. Decidimos arreglar un tablero de noticias interactivo en la forma de una encuesta. Mandé un email al personal en que les di información sobre nuestro proyecto y les pedí pasar por nuestro tablero con su clase y hacer marcas de tarja para indicar su tipo favorito de pasta. A mi clase le encantaba observar el tablero y siempre lo notaba cuando se hacían marcas nuevas. Se iban agregando marcas durante como dos semanas y luego las contamos con la clase (vea la Figura 5).
Entre nuestras preguntas de enfoque originales había: “¿Cuántos trozos de pasta hay en una caja?”. Hice una tabla con esta pregunta en la parte superior de la hoja y pedí que los estudiantes apuntaran sus nombres y predijeran una respuesta a la pregunta (vea la Figura 6).
Entonces pedí que un grupo de voluntarios quitara todos los fideos de una caja de ziti de una libra, y los contamos. Les enseñé a organizar los fideos en grupos de 10 para ayudarnos a contar por grupos. Los estudiantes aprendieron rápidamente el concepto que 10 grupos de 10 iguala 100 y organizaron los vasos en 10 filas de 10 (vea la Figura 7). Los estudiantes contaron 317 fideos en la caja.
En la reunión del círculo algún día les pregunté a los estudiantes: “¿En qué creen que debemos de convertir nuestra área de juego dramático para nuestro Proyecto de pasta?”. Yo tenía lista una hoja de papel grande para tablas, y los niños expresaron sus ideas. Idearon tres opciones: Restaurante de pasta, Tienda de pasta o Fábrica de pasta. Luego dieron votos, y Fábrica de pasta ganó. Tuvieron la idea para este ambiente del libro The Great Pasta Escape.
Luego les pedí a los estudiantes ayudarme a hacer una lista de todo lo que necesitaríamos para hacer nuestra fábrica de pasta. Hojeamos The Great Pasta Escape para encontrar ideas. Algunos estudiantes pintaron de gris unas hojas de papel para hacer los muros mientras otros hacían letreros, organizaban cajas de pasta, construían una entrada con tubos de PVC e identificaron los ingredientes necesarios para hacer pasta en la fábrica. Dimos votos para escoger un nombre para la fábrica de pasta, y ganó Elmhurst Pasta Factory. Los estudiantes hicieron un letrero (vea la Figura 8). También crearon más letreros y accesorios para su fábrica (vea la Figura 9).
Mientras, dejé algunos fideos en el centro de artes para ver cómo los estudiantes los utilizarían para hacer proyectos de arte en forma creativa. Muchos estudiantes usaron los fideos como partes del cuerpo para hacer caras. Les dimos a los estudiantes hojas grandes de papel y les preguntamos cómo podrían usar varios tipos de pasta para hacer monitos. Al instante captaron la conexión con The Great Pasta Escape, en que la pasta cobra vida, y tenían entusiasmo por hacer sus propias “personas” con pasta (vea la Figura 10).
Nos preparamos para una visita de nuestros primeros expertos invitados. Una madre y una abuela se ofrecieron para enseñar a los estudiantes cómo hacer ravioli. La abuela es jefa de cocina muy capacitada y experimentada. Se unió con nosotros mediante Zoom mientras su hija, la madre de un estudiante, estaba presente en persona para demostrar. Los estudiantes crearon una lista de preguntas:
- ¿Cómo das a la pasta la forma que quieres?
- ¿Cuáles son los ingredientes en la masa?
- ¿Se necesita agregar huevos?
- ¿Cómo se cocina la pasta? ¿Se usa microondas?
- ¿Cuál es tu tipo favorito de pasta?
- ¿Haces pasta para otras personas?
- ¿Haces pasta de sabores? ¿Cuáles son los ingredientes?
- ¿Qué hace la pasta sabrosa?
- ¿Cuál país come más pasta?
- ¿Cuánto tiempo se cocina la pasta?
- ¿Quién te enseñó a cocinar?
Durante la demostración todos los estudiante tuvieron la oportunidad de ayudar a hacer pasta y comerla (vea la Figura 11). Esta experiencia les ayudó a aprender de los ingredientes, de los que se trataba una de las preguntas de enfoque originales. Esta demostración tuvo una influencia en el juego dramático, en que los estudiantes hacían de cuenta que preparaban raviolis y buscaban los ingredientes que necesitaban.
La lista de preguntas y la entrevista a la experta les dieron inspiración a los estudiantes, de modo que desarrollaran preguntas adicionales sobre la pasta durante la Fase 2, como “¿Cuáles ingredientes dan color a la pasta?” y “¿El arroz es un tipo de pasta?”.
Otra madre trajo al aula todos los ingredientes necesarios para hacer masa de pasta. Les enseñó a los estudiantes la estrategia de mezclar primero todos los ingredientes secos (que se llama hacer un pozo) y luego echar un huevo adentro para que fuera más fácil mezclar. También trajo su aparato para hacer pasta en una mesa, llamado extrusor, y los niños dieron vuelta a la manivela y vieron que la masa salía en forma de espaguetis. Utilizamos la información que aprendimos de ella para hacer una tabla ancla para el juego dramático con los ingredientes y los pasos para hacer masa de pasta (vea la Figura 12).
Estas expertas les ayudaron a los estudiantes a hallar respuestas a las preguntas de enfoque originales. También les ayudaron a contestar las preguntas adicionales que se hacían durante la Fase 2, como “¿Cuáles herramientas se usan para hacer pasta?” y “¿Cómo se hacen los fideos de formas diferentes?”.
El abuelo de un estudiante, quien trabajaba en una instalación de producción de alimentos donde se elaboraba pasta, nos ayudó a contestar la pregunta: “¿Cómo llega la pasta al supermercado?”. Él hizo fotos y videos dentro de la fábrica para que los estudiantes vieran el proceso en que se produce la pasta en masa, se empaqueta y se manda a las tiendas. El video del interior de la fábrica les dio a los estudiantes ideas para nuestra fábrica de pasta. Después de verlo un estudiante dijo: “Necesitamos tubos como esos largos blancos”, y otro dijo: “Y mucho color plateado o gris”. El experto invitado también mandó a la clase tres tipos diferentes de fideos que se elaboraban y empaquetaban en la fábrica para que los niños se los llevaran a casa para comer.
Mientras la Fase 2 se iba concluyendo, llamé la atención de los estudiantes a nuestras preguntas de enfoque y al Receptor de Preguntas para conversar sobre lo que ya habíamos aprendido y considerar las preguntas no contestadas. Todavía no habíamos averiguado la respuesta a “¿Cómo se hace la salsa para espaguetis?” Hice una tabla de predicciones y pedí que los estudiantes adivinaran los ingredientes de la salsa. También pedí que los padres y madres me enviaran recetas familiares favoritas de salsa de fideos para que comparáramos los puntos similares y diferentes en diversas recetas para el mismo plato.
Srta. Colleen, la ayudante de mi clase, les enseñó a los estudiantes a hacer una de las salsas de pasta favoritas de su familia. Ella trajo todos los ingredientes y los estudiantes los echaron a una gran olla y revolvieron la salsa. Después alistamos todos los ingredientes necesarios para hacer salsa de fideos y exhibimos la tabla en la Fábrica de pasta como una referencia para los niños en su juego.
Un estudiante hizo otra pregunta interesante durante la Fase 2. Al jugar con unos fideos en la mesa sensorial, preguntó: “¿Por qué es la pasta tubular?”. Apunté su pregunta en el Receptor de Preguntas e hicimos investigación en YouTube. Hallé un video que demostraba cómo hacer pasta en diversas formas y el jefe de cocina explicó por qué se hace la pasta en formas diferentes. Los estudiantes aprendieron que algunos fideos se hacen en forma tubular porque la salsa queda atrapada adentro, lo que los hace más sabrosos.
Fase 3. La conclusión del proyecto
Al referirse a nuestras preguntas, los estudiantes se dieron cuenta que habíamos contestado casi todas. Les dije: “¡Huau! ¿Ustedes de veras se hacen expertos en pasta?” a lo que replicaron con entusiasmo: “¡SÍ!”.
Recordé a la clase que cuando estamos por acabar nuestras investigaciones, ya es hora de pensar en maneras de compartir lo que hemos aprendido en una actividad culminante. Pedí que la clase diera ideas para terminar nuestro Proyecto de Pasta en la Fase 3. Un estudiante dijo: “¡Queremos comer más pasta!” y pregunté: “¿Debemos de tener una fiesta de pasta?”. Los estudiantes dieron aplausos y acordaron hacer una fiesta de fideos para culminar nuestro proyecto y compartir lo que habíamos aprendido.
Ayudé a los estudiantes a generar ideas sobre los materiales que necesitaríamos para nuestra fiesta. Escogieron lo siguiente:
- Manteles
- Utensilios
- Platos
- Cubiertos (tenedores y cucharas)
- Cajas de pasta
- Letreros
- Salvamanteles
- Banderines
- Libros sobre la pasta
- El modelo de un pastel de pasta
- Nuestra música favorita
- Pasta
- Juegos
- Yeti in My Spaghetti
- Meatball Mountain
- Ramen
- Imágenes de pasta
Les importaba a los estudiantes incluir en la fiesta nuestros libros favoritos sobre pasta. Los estudiantes habían quedado encantados con los cuentos, y sobre todo con los personajes. En el centro de artes creamos “individuales de personajes”. Los estudiantes escogieron sus personajes favoritos de los cuentos y usaron copias de las imágenes en los libros para hacer salvamanteles para la fiesta.
Los estudiantes dieron votos sobre los tipos de pasta para servir en la fiesta. Los tres tipos con el mayor número de votos eran macarrones, corbatines y espaguetis (vea la Figura 13).
También decidieron que hacían falta adornos y un pastel y colaboraron para hacer un letrero, colgar banderitas y hacer un “pastel” de pasta con cartón y cajas (vea la Figura 14).
Los estudiantes se emocionaron tanto sobre la fiesta que comenzamos un conteo al revés para que supieran cuándo pasaría. Cuando por fin era el día de la fiesta, se notaba un ambiente emocionante en el aula. ¡Qué felices y orgullosos se sentían los estudiantes! En la fiesta probaron tres pastas diferentes con varias salsa y aderezos: queso, mantequilla y salsa de tomate (vea la Figura 15).
Los estudiantes se sentaron en grupos pequeños y conversaron sobre sus tipos de pasta preferidos de acuerdo con sus individuales de personajes.
Un estudiante me dijo que comía salsa de pasta por primera vez y ¡le encantaba!
Invitamos a otros maestros y miembros del personal a pasar por nuestra fiesta. Así los niños tuvieron la oportunidad adicional de compartir y celebrar lo que habían aprendido. Al final de la fiesta todos los niños se llevaron a casa sus individuales de personajes, y a cada persona le presenté un certificado oficial de ser Experto en Pasta.
Compartí fotos de la fiesta con los padres y madres, y varios me dijeron que su hijo o hija había aprendido muchísimo y que le encantaba el proyecto creativo.
Los niños aprendieron mucho sobre la pasta durante este proyecto. Podían nombrar muchos tipos distintos, como ziti, rigatoni, espagueti, lasaña, ravioli y ramen. Aprendieron que hay 350 tipos de pasta. Aprendieron sobre las varias maneras que se cocina la pasta, como por ejemplo, hervirla en agua o cocinarla al forno (en el horno). Aprendieron de los diversos tipos de aderezos. Aprendieron acerca de las diversas herramientas para hacer pasta y cómo la forma de la pasta la ayuda a atrapar la salsa para que sea más sabrosito. Más importantemente, durante el transcurso de este proyecto observé un aumento en la participación, persistencia, curiosidad y colaboración en equipo de los estudiantes.
Reflexión de la maestra
Al reflexionar en este proyecto después de usar el Método de Enseñanza por Proyectos durante más de 10 años en el aula, puedo decir con toda sinceridad que los estudiantes se mantuvieron más fascinados y emocionados que ningún otro grupo de 31 estudiantes durante un plazo de ocho semanas. Este proyecto me hacia sonreír de corazón y sentirme inspirada como maestra ya que los estudiantes estaban tan felices y motivados. Me recordaba por qué el Método de Proyectos es tan importante y necesario en las aulas para niños pequeños. Cuando los estudiantes están muy motivados y participan mucho, esto tiene un impacto directo en su crecimiento en todas las áreas, inclusive el aprendizaje social-emocional.
Una de mis intenciones para mi enseñanza al comenzar este proyecto era la de usar un lenguaje bien pensado y con intención para describir las fases del proyecto. Ya que mi clase la tenía experiencia con el trabajo de proyectos, yo quería desafiarlos a ellos y a mí misma. Me fijé en utilizar explícitamente el lenguaje de proyectos como hacer redes, marcas de tarja y dibujos de observación además de Fase 1, Fase 2, Fase 3 y evento culminante. Fue una sorpresa agradable escuchar que muchos estudiantes luego utilizaban correctamente el lenguaje de proyectos en sus conversaciones. Por ejemplo, durante la actividad culminante un estudiante dijo: “¡Ah, sí, me acuerdo cuando aprendimos de eso en la Fase 2!”
También disfruté profundamente trabajar en este proyecto con mi grupo PLC ya que también implementaban proyectos en sus salones de clase. Las otras clases desarrollaron proyectos fenomenales sobre el helado, la pizza y los donuts. Exhibieron los trabajos de estudiantes de sus proyectos para que viéramos el trabajo de otras clases en varias partes de la escuela. Tengo mucho orgullo de trabajar con un personal tan dispuesto a implementar el trabajo en proyectos y que ve las ventajas que les aporta a sus estudiantes y a la comunidad de nuestra escuela.