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El cuidado infantil durante el COVID-19. La perspectiva de un director

teacher taking temperature of student

En el presente podcast, hablamos con el Dr. Brent McBride sobre el impacto del COVID-19 desde la perspectiva de un director. El Dr. McBride es director de Child Development Laboratory y profesor de desarrollo humano en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.

Tabla de contenidos

Podcast

La audio-grabación del podcast se presenta en inglés solamente.

Este podcast es el primero de una serie de tres partes sobre el cuidado infantil durante el tiempo de COVID-19. La Parte 2 se enfoca en la perspectiva de una maestra, y la Parte 3, en las perspectivas de dos padres.

Transcripción

Introducción (Natalie Danner): Gracias por sintonizar con nosotros para un podcast del Proyecto Illinois Early Learning. Nuestro proyecto integra el Departamento de Educación Especial en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, gracias a fondos proporcionados por el Consejo Estatal de Educación de Illinois. En el presente podcast, les trasmitimos información sobre cómo crecen y aprenden los niños pequeños, además de estrategias que los adultos podemos aprovechar para ayudarlos a desarrollarse bien. Me llamo Natalie Danner.

Natalie Danner: Bienvenidos al Podcast de Illinois Early Learning. Hoy hablamos sobre el cuidado infantil durante el tiempo de COVID-19. Este es el primer podcast en una serie de tres partes, así que les animamos a estar atentos para las partes 2 y 3 cuando se editen. Hoy nos acompaña el Dr. Brent McBride de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. El Dr. McBride es director de Child Development Laboratory escuela laboratorio y programa para la primera infancia acreditado por la Asociación Nacional de Educación Infantil (NAEYC) que matricula a 160 niños entre los primeros meses de vida y la edad preescolar. El profesor también es uno de los investigadores principales en el tema de la participación del padre en el cuidado y educación infantil. Muchas gracias por acompañarnos hoy, Brent.

Brent McBride: Hola, gracias Natalie. Me alegra haber sido invitado. Agradezco la invitación.

Natalie Danner: Bueno, hoy esperamos con entusiasmo escuchar a usted como director de Child Development Lab ya que tiene una historia muy importante sobre cómo mantuvo las puertas abiertas durante COVID-19 y las lecciones que aprendió. Entonces, para comenzar, vamos a hablar de los principios de la pandemia en la primavera. ¿Qué pasó en Child Development Lab mientras COVID-19 empezaba a tener sus primeros impactos en los residentes de Illinois?

Brent McBride: Bueno, como usted sabe, como escuela laboratorio ubicada en una universidad, tenemos una misión doble: servimos y tratamos las necesidades de cuidado y educación infantil de 160 niños y sus familias, a la vez que equilibramos el lado de servicio de nuestras actividades con el lado académico, que es apoyar la enseñanza, investigación, extensión y participación comunitaria aquí en el campus de la universidad.

Y para lograrlo hacemos muchas cosas diversas, como por ejemplo, tenemos más que 4,000 estudiantes que pasan por nuestras puertas para hacer observaciones y apoyo, trabajo para sus cursos… estudiantes que hacen trabajos prácticos en el campo, pasantías, el componente práctico de sus cursos universitarios, estudiantes que realizan proyectos de investigación, y hay muchos más. En marzo cuando la Universidad de Illinois indicó que teníamos que parar y cambiar todo después de la vacación de primavera a un formato de instrucción en línea, nosotros como escuela laboratorio en una universidad dejamos de funcionar como escuela laboratorio e inmediatamente nos convertimos en una entidad de servicio solamente. Entonces, seguimos proporcionándoles este cuidado y educación infantil durante unas semanas después de que se tomó aquella decisión a nuestros niños cuyas familias tenían ganas de seguir enviando a sus hijos al programa.

Pero cuando la orden vino del gobernador de quedarse en casa, eso básicamente puso fin al cuidado de niños en todo el estado, con la excepción de los que tenían la licencia para emergencias. Solicitamos inmediatamente una licencia de emergencias, y teníamos una capacidad de servir a hasta 28 niños con esta misma licencia. Entonces, ya no podíamos servir a aquellos 160 niños y sus familias que eran nuestros estudiantes normales. Y operamos bajo esa licencia de emergencias para empleados esenciales, tanto los empleados esenciales en nuestro campus como las familias de la comunidad también.

Como una entidad, aquí, en el campus de la Universidad de Illinois durante aquel tiempo cuando estábamos abiertos bajo la licencia para emergencias, teníamos 44 empleados a tiempo completo. Mantuvimos, según la dirección de la administración universitaria, a todos los 44 empleados, de modo que todos estaban trabajando, pero no nos hacía falta 44 maestros para cuidar a 28 niños. Pero lo que hicimos es que aprovechamos aquel tiempo para nuestra ventaja, en cuanto a tener el tiempo para focalizar en nuestro propio desarrollo profesional, como maestros para enfocarnos en hacer planes para volver a las operaciones normales, sobre lo que tendríamos que hacer en cuanto a los protocolos de seguridad, reglas y prácticas que teníamos que tener establecidas y listas una vez que pudiéramos volver a abrir las puertas.

Natalie Danner: Huau, entonces la primavera le brindó una oportunidad excelente no solo de satisfacer las necesidades de familias de esta área sino también de tener la ventaja de una matriculación más baja durante ese tiempo para desarrollar y afinar prácticas diarias para COVID-19. Entonces, ¿qué son algunas de esas cosas que usted aprendió durante aquel tiempo de ensayo y error?

Brent McBride: Y no le puedo enfatizar cuán importante era aquel tiempo. Entonces, no era como estuviéramos esperando y esperando, y después se abren las puertas y entran 140 niños o algo así. Utilizamos el número a escala pequeña para idear soluciones como, qué tipo de procedimientos para llevar y recoger a los niños teníamos que tener establecidos y que realmente fueran a servir mejor para nosotros y para nuestras familias también.

¿Cómo se maneja el tráfico, el proceso de salir del edificio y entrar en él de tal manera que pudiéramos acatar todos los protocolos de seguridad que se nos pedía seguir en la vida diaria? ¿Cómo podíamos aprovechar aquel tiempo a una escala muy pequeña para afinar nuestros procedimientos de revisar la salud de los niños cuando se los traía y los recogía también? ¿Cómo tomamos la temperatura a los niños y sus familias y al personal mientras van y vienen de una manera que no cause demoras? ¿Cómo hacemos las cosas como desinfectar múltiples veces al día con nuestros empleados? ¿Cómo podemos hacerlo de tal manera que no interrumpa las clases que proveemos a los niños sin dejar de satisfacer las necesidades de salud y seguridad? ¿Cómo manejamos las necesidades de las clases en cuanto a tener suficiente personal?

Bueno, sabes, anteriormente teníamos empleados flexibles que iban de un salón a otro para ayudar con los descansos y las horas del almuerzo y cosas así. Teníamos que idear maneras de evitar que se retuviera adentro al personal durante este tiempo. Entonces, al tener esta oportunidad a escala pequeña, nos sentíamos muy confiados con los procedimientos que habíamos establecido, una vez que volvimos a tener números más grandes de estudiantes.

Natalie Danner: Excelente, entonces ¿cómo seguía formando conexiones con otras familias que no eran trabajadores esenciales y sus hijos pequeños durante aquel tiempo?

Brent McBride: Para mí, como educador, este fue un proceso muy interesante. Como educador de más edad y como soy un tanto escéptico de la tecnología, sobre todo con los niños muy, muy pequeños, yo era muy cauteloso con ella. Pero al observar a mis maestros, sabe, en este caso también, no necesitábamos que 44 maestros trabajaran con 28 niños, ellos dedicaron mucho esfuerzo y mucho tiempo a actividades de extensión y participación con las familias.

Entonces, en forma regular, dos o tres veces a la semana, realizaban reuniones por Zoom que eran como las del grupo grande con el mayor número posible de niños para hacer cosas como la lectura de cuentos, la hora de actividad física, bailes del grupo, hora de música y así por el estilo. También hicieron reuniones individuales en Zoom con los niños, no más para mantener la conexión, y yo creo que eso era muy importante para algunos de nuestros niños que se mantuvieran conectados. Había algunas maestras que hacían reuniones en Zoom individualmente con los padres, como un modo de apoyo también, porque los padres estaban muy estresados mientras aprendían a hacer frente a la nueva realidad y sus hijos lo aprendían también. Cada salón de clases también desarrolló paquetes de actividades que mandaban a las familias en forma regular. Hicieron un horario; tenemos una entrada semicircular en frente de uno de nuestros dos edificios, programaban horas para que los padres pudieran venir y recoger estos paquetes de actividades. Tenían actividades en que los niños podían participar con sus padres en casa. Los padres nos enviaban fotos de su participación con los materiales. Ponían las fotos en línea para nuestros boletines y cosas así.

También hicimos una distribución de alimento cada semana. Como un tercio de las nuestras familias, vemos algún tipo de apoyo para las cuotas de matrícula por medio del programa de asistencia para el cuidado infantil, por medio de algunas concesiones diferentes que tenemos para padres estudiantes de bajos ingresos y por medio de nuestra esquema de cuotas proporcionales a los ingresos de los padres. Entonces, los viernes por la tarde hacíamos disponible una distribución de alimentos en que los padres podían llegar en carro a la entrada semicircular y se les daba porque teníamos un contrato con los abastecedores de alimento para obtenerlo, entonces teníamos que hacer algo con ello y esto me parecía una buena manera de manejar esta situación.

Natalie Danner: ¡Eso es excelente! Entonces, usted habló un poco sobre la salud y seguridad de los niños y las familias en las que usted pensaba. ¿Qué impacto han tenido en ustedes como un centro las nuevas normas de salud y seguridad, y cómo son las reglas que ustedes siguen actualmente en el centro para este otoño?

Brent McBride: Bueno, todo ciertamente está diferente de lo que fue en este mes del último año. Muchísimo ha cambiado en nuestra vida diaria. Todo desde, aunque el estado de Illinois, estamos en la Fase 4, ya no operamos según la licencia de emergencia. Todavía tenemos una capacidad limitada en cuanto al tamaño grupal. Entonces en lugar de 160 niños, solo servimos a 144. Hemos tenido cambios considerables en los procedimientos de traer y recoger a los niños. Hemos restringido las horas en que esto puede ocurrir, por cuestiones del personal. Hay que tener personas allí que pueden hacer las revisiones de salud y cosas así. Hay situaciones en que ya no podemos permitir que los niños se mezclen. Entonces, no se puede dejar que dos grupos estén en el mismo espacio, no pueden tener espacios compartidos, los patios de recreo ni en espacios bajo techo tampoco.

Ya no podemos tener el mezclarse del personal, lo que tiene un gran impacto en cómo asignamos el personal a los salones de clases. Hemos limitado el tamaño de los grupos que tenemos dentro de un aula en cuanto a las actividades de mesas. En vez de tener cinco o seis personas en una mesa, estamos limitados a dos o tres, dependiendo de qué actividad es. Ya no servimos las comidas al estilo familiar, en este caso también porque es una de las cosas que nos recomiendan no hacer. Lavamos muchísima ropa, las cobijas de cama, etcétera, las batas de los maestros, todas estas cosas, tienen que limpiarse con mucha más frecuencia. No permitimos que los niños traigan juguetes de casa, los juguetes suaves y de peluche, para confort.

Todos los niños de 2 años y mayores, están llevando sus mascarillas en todo momento, excepto cuando están comiendo o cuando están afuera en el patio de recreo o haciendo una caminata. Cambiamos la logística de la hora de la siesta. Anteriormente poníamos las camitas en fila, una justo al lado de la otra y los niños se dormían. Lo hemos cambiado para animar el distanciamiento y cosas así. Otro ejemplo, y esto es grande, los niños tienen que tener zapatos de la escuela. Esto es, entran con los zapatos de afuera, llegan al centro y una parte del procedimiento de traer a los niños es que se mudan de zapatos antes de entrar al aula. Sabes, eso parece un poco cursi, pero es importante tratar de encontrar maneras de hacer eso.

Hemos tenido que cambiar nuestras reglas de exclusión para acatar las normas del Departamento de Salud Pública de Illinois y en realidad nos acaban de dar una regla actualizada, un flujograma para saber cuándo excluir a alguien. Estas decisiones sobre cuándo mandar a casa a un niño y el criterio que usamos, es muy importante que hemos tenido que aprender a comunicarles esto a las familias para que comprendan que no les estamos tratando peor que a los demás, ni es que no queramos cuidar a su hijo, es que hay algunas razones del porqué.

Y desde que todo esto ha pasado, como volvimos a la Fase 4, hemos tenido dos situaciones en que algunos individuos en el departamento han tenido resultados positivos, y cada vez colaboramos con el Distrito de Salud Pública de Champaign-Urbana y nos dieron instrucciones para poner en cuarentena solamente al salón de clases afectado y no todo el centro. Y eso me dice que todos estos esfuerzos de mitigación, estas reglas nuevas de salud y seguridad que tenemos establecidas, realmente surten efecto. De otro modo habríamos tenido que cerrar el centro entero.

Natalie Danner: Maravilloso, eso es mucho cambio en un año para considerar todas las reglas y prácticas diferentes que ustedes han implementado, felicitamos a usted y a su personal en el centro.

Brent McBride: Ellos son los héroes, yo no.

Natalie Danner: Entonces, vamos a hablar de, como hablábamos de esos héroes, vamos a hablar de los educadores infantiles de su programa. ¿Qué impacto ha tenido COVID-19 en el número de empleados en el centro?

Brent McBride: Ha sido un proceso interesante ver cómo todo esto se ha desenvuelto. A principios de marzo y abril, era un tiempo muy raro para estar aquí. Todos no más tratábamos de llegar a entender cómo entrar y cómo salir. Las cosas iban cambiando muy rápidamente. Al personal le parecía que nunca los tratamos con franqueza ni transparencia, que siempre cambiábamos de opinión. Todo esto era por causa de las normas que recibíamos desde arriba, sea del CDC, el Departamento de Salud Pública de Illinois, de la Salud Pública de Champaign-Urbana, y en realidad de la universidad también. Las cosas iban cambiando muy, muy rápidamente, entonces a fines de marzo y todo el mes de abril, el nivel de estrés era astronómico.

Pero las cosas no eran tan intensas para cuando dejamos de usar la licencia de emergencias y nos dimos cuenta de que sí sabíamos qué estábamos haciendo. Teníamos las cosas arregladas de modo que el estrés empezaba a menguar, aunque no desapareció. Y yo creo que eso es lo importante, que como director del programa tengo que reconocer que el estrés no desaparecerá por completo mientras estemos trabajando durante los tiempos de una pandemia. Y se les pide a los maestros que hagan un trabajo muy, muy difícil cuando se hallan en este tipo de contexto. Y por causa de esto yo siempre tengo que estar consciente de que el estrés está presente. Entonces, las cosas pequeñas que hace un año el personal dejaba pasar sin más o salía algo inesperado y, bueno, sí puedo tratar con eso. Ya se han convertido en cosas muy grandes ahora por este estrés. Y una de las cosas que les sigo recordando a los empleados es que tenemos que ser buenos con nosotros mismos, tenemos que hacer esto para cuidarnos, tienes que apartarte en cuanto lo necesites durante el curso del día, o tienes que decir, “oiga, necesito tomar un día de descanso personal,” sin que le hagamos preguntas. A veces es difícil para los miembros del personal decir “necesito ayuda”, pero sabes que tratamos de crear un ambiente que les permite hacerlo.

También somos muy afortunados aquí en el campus de la Universidad de Illinois. El programa de asistencia para el profesorado y el personal es muy excepcional. He sido afortunado como director, que cuento con un recurso al que puede remitir a mis empleados. Hemos experimentado algunas situaciones en que un empleado no estaba bien, y afectaba cómo él o ella trabajaba y realizaba su oficio. Y saber que existía el programa de asistencia para el profesorado y el personal, me permitía decir, oiga, aquí hay algunos recursos, usted necesita escuchar algunas ideas sobre cómo podría manejar las cosas mejor para que esto no tenga un impacto en lo que usted hace en su vida diaria. No podemos ver el fin en el horizonte, en el horizonte inmediato, probablemente la situación no va a terminar en futuro cercano. Esto es muy real para el personal, así que el mensaje constante es que tenemos que cuidar de nosotros mismos.

El otro impacto que la pandemia ha tenido realmente en nuestro personal es en el número de los empleados. Perdimos a algunos empleados porque no se sentían cómodos trabajando en un ambiente como este. Una empleada no volvió porque tiene cuestiones que le ponen en peligro la salud, y no podía regresar a trabajar, su doctor no la dejó volver a trabajar bajo el contexto actual a causa del riesgo para su salud. Teníamos una empleada que tiene un hijo de la escuela primaria que tiene necesidades especiales, y para ella el cuidado de este niño es muy, muy esencial. Con una instrucción cara a cara limitada en las escuelas, la situación de cuidado infantil que ella tiene para el niño es de solo media jornada, así que tuvimos que ajustar el horario de esta empleada para permitir que ella estuviera presente para ayudar a su hijo durante la otra mitad del día. Pero probablemente lo más urgente desde nuestra perspectiva es cuando se abre un plazo para un miembro del personal, encontrar a nuevos empleados para reemplazar a la persona anterior. Esto ha sido un desafío. La gente no tiene mucho entusiasmo por entrar a esta carrera profesional en medio de una pandemia. Es muy, muy difícil encontrar a alguien.

Natalie Danner: Sí, parece que hay muchos desafíos pero también una conciencia profunda de la importancia del cuidado hacia uno mismo y la importancia de los medios de apoyo en el campus y los apoyos disponibles para los empleados, entonces pensar también en temas similares pero respecto a las familias, ¿cómo reaccionaban las familias a esos modos nuevos de trabajar que ustedes usan ahora durante el COVID-19?

Brent McBride: Yo sé que los oyentes no pueden ver esto, pero usted puede ver la sonrisa en mi cara. Por lo general lo que tengo para decir sobre eso es que nuestras familias han sido muy buenas, realmente han apoyado lo que tratamos de lograr. Entienden algunas de las dificultades que nos hacen frente. Comprenden cuando hacemos cosas e implementamos cosas, reglas y prácticas que realmente tienen un impacto en ellos e interrumpen en sus vidas. Entienden que hay razones para ello, que se trata de mantenerlos seguros a todos. Entonces por lo general, la gran mayoría de nuestras familias nos dan mucho apoyo en lo que hacemos, aunque no es así con todo individuo.

Así como en el otro contexto, sabes, teníamos algunas familias que han retirado a sus hijos, porque tienen miedo. Les parece que esto no es el contexto, yo tengo la capacidad, yo me las arreglaré, o tal vez trabajo desde la casa, no más voy a cuidar a mi hijo. Hemos visto que varias familias protestaron cuando trabajábamos bajo la licencia de emergencias porque necesitaban el cuidado o pensaban que lo necesitaban y trataban de discutir que debían recibir el cuidado aunque la licencia de emergencias no nos permitía dárselo. Esto es difícil de creer pero algunos padres y madres se expresaron en contra cuando tuvimos que cerrar un aula porque un individuo resultó positivo de un análisis y los niños tuvieron que estar en cuarentena, ellos no comprendieron del todo el proceso de pensamiento que nos llevó a esta decisión.

Probablemente el mayor desacuerdo que yo he escuchado, en este caso también es de números muy bajos, pero es un gran desacuerdo, es que los padres ya no pueden entrar a nuestras aulas ni a los cuartos de observación. Queremos que los padres y madres sientan que integran nuestro programa, queremos que les parezca que somos sus familiares, la regla es que están en su casa y etcétera, y ya no podemos hacer así y esto es muy frustrante. Así que cuando un padre o madre está siguiendo el procedimiento de dejar al niño en el centro y el niño tiene dificultades con esa transición, está llorando y cosas así, los padres quieren ir al cuarto de observación para ver que el niño se ponga tranquilo, o quieren entrar al salón de clases para ayudarlo a acomodarse. No podemos permitir esas cosas. Y esto ha sido preocupante para algunos padres.

Y también, algunas familias han expresado que están en desacuerdo porque estamos en el campus de la universidad y se permite que los estudiantes estén presentes. No dejamos que los estudiantes vengan a hacer observaciones, no dejamos que hagan investigaciones prácticas ni nada así, pero sí tenemos algunos empleados estudiantes que trabajan para nosotros. Yo tengo confianza en que ellos siguen los procedimientos de las pruebas del virus, igual que el resto de nosotros.

Natalie Danner: Entonces, como usted acaba de mencionar algunos procedimientos de las pruebas para el virus, voy a adelantarme un poco a nuestra pregunta sobre las pruebas ya que, como muchos ya podrían saber en nuestro público, en la Universidad de Illinois el profesorado y el personal además de los estudiantes contamos con la buena fortuna de poder tener la prueba de la saliva cada semana. Y obtienen la prueba o una vez a la semana, o dos o hasta tres veces. Entonces, con este acceso innovador a las pruebas en el campus, ¿cómo se ve el procedimiento de estas pruebas en la escuela laboratorio?

Brent McBride: Sí, en realidad cuando se estrenó el sistema de las pruebas y se requirió que todos los profesores, todo el personal y todos los estudiantes se hicieran esta prueba dos veces a la semana, nuestro personal participaba en este proceso. Cuando la universidad tomó la decisión hace unas semanas de reducir el requisito de modo que solo los estudiantes tenían que hacerse la prueba dos veces a la semana, y los profesores y demás empleados solo se lo harían una vez a la semana, el Distrito de Salud Pública de Champaign-Urbana recomendó que continuáramos haciendo la prueba dos veces a la semana, a causa de la exposición potencial aumentada de los proveedores de cuidado infantil.

Entonces, cada uno de nuestros empleados y nuestros trabajadores estudiantes, realizan los procedimientos de hacerse la prueba dos veces por semana. Cualquier familiar que tenga una conexión con la universidad, también para entrar a nuestros edificios tiene que realizar los protocolos de la prueba, aun si trabajan en forma remota desde casa, dan sus clases o lo que sea necesario para su trabajo, desde un sistema remoto y no entran al campus. Si quieren entrar a nuestros edificios, tienen que seguir los procedimientos de hacerse la prueba y luego enseñarnos el app Safer Illinois para demostrar que se les ha dado el acceso a los edificios de la universidad. Y aproximadamente tres de cada cuatro, un 75 por ciento de nuestras familias tienen alguna conexión con la universidad.

Un 25 por ciento de nuestros niños son los hijos de profesores; un 25 por ciento son los hijos del personal de apoyo, trabajadores de los edificios, cocineros y cosas por el estilo; un 25 por ciento son hijos de estudiantes, tanto sub-graduados como graduados, y todos tienen acceso a las pruebas, entonces para entrar a este edificio, para llevar a sus niños y recogerlos, tienen que demostrar que se han hecho una prueba. El último 25 por ciento son familias de la comunidad que no tienen acceso a estas pruebas, ellos realizan pasos adicionales durante nuestros procedimientos de revisión para llevar y recoger a los niños. Tienen que contestar preguntas adicionales sobre los viajes, los síntomas, cosas así.

Natalie Danner: Comprendo, entonces creo que sus familias realmente cuentan con una gran seguridad al comprender su nivel de riesgo y sentirse seguros y en cuanto a cómo están de salud y su nivel de riesgo de COVID-19, entonces eso es excelente. Bueno, para volver a los niños, hablamos de las familias, de los maestros, pero cuando hablamos de los niños, ¿había algo que le sorprendió en cuanto a cómo se adaptaban a esos procedimientos nuevos y reglas nuevas que ustedes tenían?

Brent McBride: Sí, para mí esto fue una sorpresa agradable. Sabes, la gente daba muchas advertencias alarmantes, sobre todo en marzo y abril, y se podía ver en el horizonte que tendríamos que cambiar nuestras prácticas diarias y de maneras muy considerables, y algunos decían, mi personal decía, “Ah, no podemos hacer eso, los niños no harán así nunca”. Ahora bien, todo lo que yo he observado pasar durante los últimos meses, nada más hace resaltar la capacidad de adaptación que vemos en los niños se les permitimos ser resilientes. Lidian con la situación mucho mejor que los padres o madres, mucho mejor que mis maestros, con estos procedimientos nuevos, de llevarlos y recogerlos aquí en nuestro edificio. No les molesta mucho que ya no se sirva la comida al estilo familiar. Para ellos no es gran cosa que tengan que ponerse las mascarillas. Están haciendo frente a la situación muy, muy bien.

Y yo creo que algo que podemos aprender de esto es que tenemos que poner fe en los niños, aun en cosas pequeñas, como una preocupación que expresaron muchos de mis maestros, ¿cómo podrán los niños juzgar y evaluar los sentimientos y las emociones si no pueden verme la cara? Yo hice una pequeña prueba improvisada el otro día porque me estaba preparando para un curso docente para hablar sobre esto. Entré a un salón de clases con la cara bien tapada, fui a un grupo de niños de 3 años y les pregunté: “Mírenme bien, ¿qué pueden ver?” Y dijeron, ah, le vemos los ojos y cosas así. Les dije: “Bueno, quiero contarles los cuatro sentimientos básicos, feliz, triste, enojado o asustado. Ustedes díganme qué emoción estoy sintiendo.” Y cambié mi expresión solamente con los ojos y la cara, la frente, y lo supieron.

Entonces, este temor de que los niños se perderían algo en cuanto a la participación emocional y la comprensión e interpretación de los sentimientos y cosas así, no, ellos encontraron otras maneras de saberlo, entonces, son muy, muy, muy resilientes. Y mis maestros igualmente, han ideado maneras de entender esto. Están manejando sobresalientemente bien con esta nueva realidad que tienen por delante.

Natalie Danner: ¡Eso es excelente!

Brent McBride: Realmente tengo un optimismo cauteloso.

Natalie Danner: Entonces por último, ¿qué ha aprendido usted al liderar un centro durante COVID que espera utilizar tal vez en un futuro?

Brent McBride: Probablemente el mensaje que me llevaré como director en un papel de liderazgo, es esta idea de ser resilientes. Como un programa, hemos sido muy, muy resilientes. Hemos ideado maneras de salir adelante. Hacemos cosas ahora que, sabes, hace seis meses si se les hubiera preguntado a mis maestros si podíamos hacer así, dirían que no, nunca podríamos hacer eso. Y yo creo que lo pone todo en su perspectiva. Tomemos las cosas un paso a la vez; si algo no resulta, damos un paso para atrás y volvemos a empezar. Se pueden descifrar otras maneras de hacerlo. Sencillamente hay que tener en mente el objetivo final, que es el tipo de experiencias de educación y cuidado que queremos que tengan estos niños durante situaciones muy desafiantes.

Natalie Danner: Ser resilientes, es muy importante recordar eso. Entonces, muchas gracias Brent por ser nuestro invitado en el Podcast de Illinois Early Learning. A nuestros oyentes, deseo recordarles que el presente podcast fue el primero de una serie de tres partes sobre el cuidado de niños durante el COVID-19. La segunda parte se enfocará en el cuidado infantil durante el COVID-19 desde la perspectiva de una educadora de la primera infancia, y la tercera, en el cuidado infantil durante el COVID-19 desde la perspectiva de los padres, esperamos con entusiasmo analizar a profundidad este tema. Hasta la próxima, gracias y mantengan el aprendizaje infantil en el centro de su visión.

Ustedes han escuchado un podcast del Proyecto Illinois Early Learning. Para obtener más información, visítenos por favor en illinoisearlylearning.org, donde usted puede encontrar información confiable y basada en evidencia sobre el cuidado y educación infantil para padres, cuidadores y maestros de niños pequeños. Gracias por escuchar y por ayudar a los niños en su hogar, su aula y su comunidad a tener un comienzo fuerte en su aprendizaje infantil.

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Sobre este recurso

Este recurso va dirigido a:
  • Centro de cuidado infantil
  • Programa preescolar

Tipo de programa al que el artículo va destinado:
  • Padres, madres y familiares
  • Profesores e instructores

Edad de los niños sobre los que trata el artículo:
Revisado: 2020